El límite de un conejo

RESUMEN

Aquel joven pintor, que posaba con sus brazos cruzados, junto a los artistas de un grupo que sacudió la morfología de un mundo plástico, se transformó en un estudiante de cinematografía, activo protagonista de la maduración de la amada escuela de cine que juntos caminamos. Allí, Lalo descubrió su afán testimonial, la correspondencia entre su interioridad y el mundo real, que nos permite oscilar en la estrecha definición de “modo documental”, para dar cuenta de nuestro perpetuo deseo de ser uno con el otro, de ser ese otro hasta que la cámara gire y nos envuelva en lo mismo que afrontamos con la lente de nuestro espíritu y con la escritura de nuestro afecto.

De allí la cultura como periodismo, el arte como crónica, la realidad como política, la militancia como encuentro, la cárcel como premio.    

Carlos. A. Vallina

Una noche de 1971 en el barrio porteño de Recoleta, diez policías vestidos de civiles se encuentran agazapados en la penumbra de la escalera de un edificio sin luz, a la espera de Rabito, el Gallego y la Polaca. El golpe propinado es enorme. Ellos son los últimos tres de una redada muy importante en ingresar a Coordinación Federal, lugar escogido por “la Federal” durante la dictadura de Lanusse para torturar. Cuando parece que ya hemos aprendido suficiente sobre lo que puede hacer un plan sistemático de exterminio en los cuerpos y en la vida de varias generaciones, la escritura de Lalo Painceira nos recuerda la importancia de no homogeneizar las experiencias. Entre la cárcel y las ciudades fugaces que acogen a un exiliado político, El límite de un conejo narra el camino por el cual una voz se constituye en escritura e intérprete del presente. 

 

DESCARGÁ LAS PRIMERAS PÁGINAS  / COMPRAR

Share on whatsapp
Share on facebook
Share on twitter
Share on pinterest
Share on email