El punto en el tiempo. Gran obra y realismo en Juan José Saer y César Aira
Ya hemos discutido largamente, diría: suficientemente, sobre la cuestión del realismo en la narrativa argentina: sobre los alcances amplios o restringidos del concepto, sobre la legitimidad o la impertinencia de su uso, sobre sus posibilidades históricas o los linajes de su tradición. Sabiamente, Valeria Sager prescinde aquí de estos debates. Pero no porque los desconozca sino, al contrario, porque ya los incorporó y procesó de tal modo en su lectura y argumentación que el dispositivo que construye en este libro sale al otro lado de ellos y sirve ahora para enfocar algo que, tal vez de tan evidente, no percibíamos con toda claridad: las literaturas de Juan José Saer y de César Aira, con todo lo “extrañas e inconciliables” que resultan entre sí, constituyen, ambas, la posibilidad de inventar un gran realismo en la literatura argentina de fines de siglo XX, y si esto es así es porque, ambas también, y con igual intensidad, se configuran en la ambición y sobre todo en la forma de una gran obra. Dije en la forma: esto es, como se demuestra aquí, en la totalidad que postulan, en la construcción volumétrica que crean, en el tiempo extenso que ocupan.
Partir de esta afirmación, adoptar desde el comienzo esta perspectiva absoluta, le franquean a Sager nuevas entradas: entrar al universo de Saer por el medio y dar con La pesquisa, y sus dos verdades, como punto y nudo de la obra; seguir los modos en que el mundo de Aira “da vuelta” el sentido del tiempo, a través de los pliegues y despliegues del dinero y la velocidad; y captar a su vez, simultáneamente, la radicalidad con que ambos proyectos intervienen el arte narrativo y la magia de Borges, hasta inventar, a partir de sus premisas mismas, la opción realista y la novela que a su literatura nunca le interesó. Como se ve, no se trata nunca de leer, ni de medir, el realismo en términos de representación. En otro sentido, la apuesta de El punto en el tiempo es mucho más precisa y por eso mismo más interesante: examinar y razonar los múltiples y singularísimos mecanismos -distancias y planos, aceleraciones y detenciones, paradojas y contiguidades espaciotemporales- con que los relatos de Saer y de Aira, sin necesidad de ignorar los desfasajes entre escritura y realidad, inventan un mundo desde cero, le dan espesor y lo vuelven verosímil. Un desafío que Sager sostiene todo a lo largo del ensayo y que conlleva su propia invención: una teoría de la forma, y una puesta a prueba de esa teoría, sin dudas indispensable en la crítica de hoy para leer el realismo en el presente.
Sandra Contreras