Un ensayo que es manifiesto: trata de fundar, a medida que avanza a tajo y machete, un contrapunto y una identidad. De eso se tratan los manifiestos. Éste es rauda escritura de lo negro en Argentina: apología de lo oscuro que va del Martín Fierro a la cumbia villera. La historia es la de la lucha de clases, y esas clases están inscriptas en el color de la piel.
Del manifiesto a la denuncia, pero siempre en el tono de una afirmación sin medias tintas. La guerra no cultiva posiciones intermedias, más bien las proscribe. Por eso, la prosa es irrupción y tajo, arbitrario énfasis y lúcido señalamiento, evitación de atenuantes y de coartadas, pasión por el aforismo y la controversia. Parte de guerra es parte de la guerra y no su relato. De allí su fuerza, su belleza y su desesperación.
María Pia Lopez