“Es imposible desprender la tostada que te comés a la mañana de la decisión política que se tomó en la Casa Rosada ayer a la noche. Hay una relación directa entre una cosa y la otra, ni siquiera muy rebuscada”, dice la escritora Paula Tomassoni cuando nos juntamos a charlar sobre Indeleble, su nueva novela, que este viernes 7 se presenta en Espacio 44 (44 nº 496) a las 19.30. Es que la literatura de Paula tiene el ojo puesto sobre lo político a un nivel microscópico, hablando desde lo íntimo, y por eso dice aún con más fuerza aquello que está signado en lo real y que las grandes bocas del periodismo corporativo se niegan a señalar.

Indeleble comienza con el suicidio de Ricardo, el marido de la protagonista, Maine. A partir de ese episodio se abren dos líneas narrativas –una en el pasado inmediato de ese suicidio y otra en el tiempo que le sigue– que se van entrelazando mediante fragmentos. La historia está situada en el contexto de la crisis del gobierno de La Alianza, en vísperas del estallido social de diciembre de 2001.

El título inquieta en cuanto clave de entrada al libro. Al respecto, la autora cuenta: “La idea era la de una marca que no se puede borrar. No una gran marca, una gran mancha. Es esa marca que no se puede borrar pero de la que no sos tan consciente, algo que te determina de manera inconsciente, esa cosa naturalizada. Una marca hasta moral, donde las cosas son como son y no te preguntás por qué”. En este sentido, en Indeleble hay varias de esas marcas a las que alude Tomassoni: por un lado, la muerte como eje organizador de lo familiar; por otra parte, la crisis de 2001 como una marca que se obstina en retornar, y esto nos habla del presente.

 

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